¿Existe la posibilidad de la lectura colectiva? Podríamos responder esta pregunta con una afirmación común: toda lectura se dirige a una conversación, toda conversación, toda crítica son parte de una lectura entre todos todo el tiempo; sin embargo, podemos afinar más la pregunta: ¿existe la posibilidad de una lectura colectiva en la que las participaciones son visibles y no jerarquizadas? Si la transmisión y producción de la cultura es un modo de crear comunidad, ¿es posible pensar el diálogo y la lectura desde la comunalidad?

Dentro del ciclo de conversaciones Textualidades múltiples: panorama de literaturas extendidas, en colaboración con la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, lleom invita a la conversación «Mecanismos de opacidad y transparencia: la lectura como (im)posibilidad». En esta sesión, nuestro invitado será el escritor y filósofo Juan Pablo Anaya, con quien charlaremos sobre las bases, posibilidades y zonas de indeterminación de la lectura comunal. Anaya será el representante, además, de la colaboración con edicionespatito.org, un proyecto editorial en línea que explora la lectura como práctica relacional y comunitaria, como una estrategia para el cuidado mutuo. Ediciones Patito apela a la construcción de una inteligencia colectiva y explora las ideas (y prácticas) de «comunidad» y «solidaridad» en un contexto de precariedad compartida.

Como parte de la preparación para la conversación, edicionespatito.org nos plantea un experimento, al que invitamos a participar a nuestros lectores e invitados:

Hacia una comunalidad de la lectura: un experimento

Ediciones patito invita a llevar a cabo un experimento de lectura social en su plataforma leyendo el texto “VIII. Desapropiadamente: escribir entre/para los muertos”, el último capítulo de Los muertos indóciles de Cristina Rivera Garza, dentro de la plataforma en esta liga. El experimento consiste, en principio, en leer el ensayo para después comentarlo en los márgenes tal como permite la plataforma. El comentario tiene el fin de estudiar el texto en conjunto, analizarlo, discutirlo y pensar sus posibilidades teórico/prácticas. Este experimento de lectura social busca investigar qué sucede cuando leemos juntos y empezamos a platicar el texto en los márgenes antes de encontrarnos. En los comentarios siéntanse libres de incluir dudas, preguntas, de señalar algo que crean que es importante en algún párrafo (ya sea para la comprensión del texto o para un asunto propio); también siéntanse libres de tejer vínculos con otros textos. Las ganas de platicar, discutir y retroalimentarnos en los márgenes, esta vez, son centrales.

El capítulo que les proponemos pone el énfasis en una comunalidad de la escritura, el objetivo que buscamos al releerlo es tratar de pensar cómo funcionaría una comunalidad de la lectura. Además, el capítulo VIII es en buena medida la conclusión del libro, así que nos servirá para comentar las partes anteriores de Los muertos indóciles. En este sentido, la propuesta es, además de trabajar el proceso de comprensión del texto, abordarlo también desde esta pregunta: ¿qué es lo que puede este texto?, ¿qué nos invita a pensar/hacer?, ¿desde qué perspectivas?, ¿cómo eso que nos invita a hacer puede ayudarnos a reinventar ciertos hábitos y entrever nuevas dinámicas?

 

Juan Pablo Anaya estudia el doctorado en filosofía en la UNAM, es ufólogo por convicción y escribe. Es miembro de La campechana mental  y editor en Ediciones patitoKant y los extraterrestres (Tierra Adentro, 2012) es su primer libro.

La conversación se realizará el 20 de agosto a las 18:00 horas en la librería Jaime García Terrés, ubicada a un costado de  la entrada principal de Ciudad Universitaria. Conducen: María Andrea Giovine y Cinthya García Leyva. La entrada es libre.

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2 Comentarios

  1. Respuesta al comentario: “Desde la opacidad, buscando la transparencia: notas de una lectora marginal” de S.G.A.

    Me hizo falta enfatizar que la plataforma de Ediciones Patito era todavía un experimento en proceso, a pesar de que ya podían utilizarse los soportes de lectura. Algo similar podría decirse del experimento de lectura social que les propuse. Lo anterior significa para mi estar abierto a improvisar. Es decir, resolver distintos tipos de situaciones novedosas, como lo fue lidiar con las preguntas ¿cuál es el rol de un editor en un experimento de lectura social?, ¿cómo convocar a los lectores?, ¿cuál es la temporalidad más adecuada para este tipo de ejercicio? Sabía que corría el riesgo de que hubiera errores, pensé que no había mejor manera de aprender. Enlisto en el siguiente link varios problemas que los usuarios me señalaron y que nosotros en EdPa hemos detectado (el listado está en una plataforma colaborativa en la que cualquiera puede escribir o editar: aprovecho para invitar a los lectores/comentadores a intervenir el documento): https://pad.riseup.net/p/Se%C3%B1alamientosLecturaSocialLleomEP
    Valoro muchísimo las preguntas que nos compartes respecto a nuestro proyecto. Nunca pensé en que la gente que invitaba a leer podría sentirse como un “conejillo de indias”, creí, quizá de manera arbitraria, que compartíamos un interés común ya sea por el texto a leer o por la pregunta cómo se transforma la lectura cuando los textos circulan como archivos descargables, o abiertos a lectura en linea, por múltiples usuarios en distintas plataformas. Pensé que todos los convocados nos podríamos llevar algo del experimento de lectura. Un error de planeación de mi parte fue el poco tiempo que pude dar para leer el texto antes de que fuera la charla. Para solucionar el asunto propongo que continuemos la platica al margen del capítulo VIII de «Los muertos indóciles» hasta el 28 de octubre, aunque pueden sugerirme otra fecha. La idea es que el proceso siga dando frutos y arrojando semillas. Con el mismo afán, a continuación algunos comentarios alrededor de las preguntas que formulas.
    Sin duda los paratextos son centrales en nuestro proyecto editorial de lectura: la importancia es tal que, como decía la invitación, lo que se busca es que los comentarios al margen que hace visibles la plataforma (y que aparecen ahí como un paratexto o peritexto) se vuelvan el eje que nos convoca a interactuar en línea. Siguiendo la idea de robert stein, queremos situar en el centro del acto de lectura la charla de los lectores. Esta sucedería, jugando con algunas nociones de genette, en un vestíbulo (o «umbral») localizado aparentemente fuera del libro. Nuestro objetivo es traer al interior del texto ese paratexto, no oficial, y ubicar la «zona de transacción» en la que sucede la charla a la par o al mismo nivel que el discurso del autor. Por lo mismo agradezco también la atención minuciosa prestada a los otros paratextos del proyecto: el título, «Ediciones patito», y el encabezado con el que se presentan los textos a leer.
    En el primer caso, me gusta pensar que la gente terminará por referirse al proyecto como “Patito”. En lo personal me interesa la incongruencia conceptual y el humor que puede acompañar a este título y que se produce al hablar de temas serios en una plataforma cuyo nombre es un diminutivo cariñoso, quizá cursi, pero que a la vez pone en juego el imaginario de prestigio relacionado con las marcas registradas, los nombres institucionales y hace eco de las mercancías que no son dueñas del copyright o la patente de un producto. No tenemos ningún permiso de los titulares del copyright para reproducir los textos que aparecen en la plataforma, en ese sentido, como sugieres, quizá esto sumado al título del proyecto busca ser nuestro primer intento de llevar a cabo un gesto de «desapropiación» (rivera garza). De acuerdo, hay un código cifrado en este nombre: nuestro interés nunca fue hacer una plataforma completamente transparente. Nos preocupa, sin embargo, lograr que convoque a distintas personas a partir de la complicidad, la simpatía y un deseo de trabajar en común, en el que la admiración mutua sea un motor que no necesite ampararse bajo un nombre serio. Nos queda claro que lograr ese objetivo, y muchos otros que enlisto más adelante, conlleva depurar tanto los paratextos como las «técnicas de relación» (vid. manning y massumi en «Thought in the act») con las que tratamos de practicar la lectura como un «acontecimiento» (deleuze).
    En el segundo caso, cabe aclarar que si la página presenta los textos con el encabezado “Lectura: comunidad, tequio, fiesta” es en principio porque las dos lecturas, el capítulo VIII de Los muertos indóciles y el texto “Comunidad y comunalidad” de Floriberto Díaz, que estamos leyendo colectivamente con distintos grupos, como LLEOM, tratan tanto el tema de la comunidad como el del tequio. Poner esas nociones como un encabezado es una manera de enfatizar un tema para traerlo a discusión. Es cierto, como señalas, que se propone una equivalencia entre la lectura en comunidad y el tequio. En EdPa nos animamos a proponer este paralelismo debido a que los comentarios que se realizan en la página son parte de un trabajo no remunerado, en una plataforma open source, que no capitaliza el trabajo de los demás para un fin comercial (como lo hacen redes sociales como facebook) y quiere poner el énfasis en el beneficio comunitario que puede tener la lectura para los que decidan participar. Este beneficio creo que es el intercambio de ideas, la conformación de proyectos a partir de la lectura y el mutuo aprendizaje: una especie de esparcimiento de semillas, o «diseminación» (derrida), a partir del acto de leer y compartir comentarios.
    Coincido en que la referencia a prácticas como el «tequio» o la «comunalidad» es polémica por la manera en que se intentan trasladar al ámbito de la lectura dos nociones que remiten al “trabajo rural de comunidades que siguen siendo marginadas”. Pero no considero que el problema de su uso se encuentre en un “falso paternalismo”. Desde mi perspectiva lo que vuelve artificial el uso de estas nociones en el ámbito de la lectura es, según creo, precisamente esta apropiación de los términos que no realiza un trabajo teórico para repensar los conceptos desde un lugar de enunciación distinto al que les dio origen. Este problema creo que esta presente también en «Los muertos indóciles» de Cristina Rivera Garza y que se repite en nuestra plataforma. Gracias por señalarlo. Prosigamos esta discusión en el párrafo marcado con el número 15 del texto donde surgió en el desarrollo del experimento.
    Es muy interesante el contraste que estableces entre el «acto crítico» de lectura que lleva acabo la academia (y las metáforas de orden bélico y de dominio a las que te refieres y que parecen ir aparejadas al mismo) y una concepción de la lectura como «fiesta». Pienso en la pregunta que propone Cynthia García (que se discute en la plataforma al margen del título del texto), “¿qué intercambiamos al leernos leyendo?” y creo que intercambiamos el fruto de un trabajo individual que, gracias a la cohabitación de los comentarios, puede volverse un trabajo colectivo que suma perspectivas y permite al resto de los lectores cosechar algo que no tenían previsto. Quizá la dimensión festiva de este acto de lectura se encuentre en el intercambio y el bien común que resulta. Aunque hay que pensar con cuidado qué tanto nos estamos alejando de la función de la fiesta como componente de la comunalidad (invito a que sigamos esta discusión al margen del título). Quizá para potenciar la dimensión festiva de la lectura habría que fomentar el intercambio de ideas y la conformación de nuevas lecturas (bien argumentadas por supuesto), antes que el “dominio” de los expertos.
    Creo que los comentarios al margen no dejan de ser un “acto de fuerza” (como es el caso de las acciones que llevamos a cabo cuando queremos realizar lo que llamamos un “acto crítico”). Pero como el texto se encuentra a la par del comentario, tal acto tiene la posibilidad de dirigirse al texto mismo, a trabajar con el, como dice Ingrid Solana al margen del párrafo 32, de manera inmanente. También muchas veces estos actos de fuerza están basados en lo que propuso alguien más, en un comentario anterior. El modelo que propone García Leyva sobre el sistema de comentarios, como aquel que «traza» nuevos «surcos» (derrida) en el texto, da lugar a pensar ese acto de fuerza, pero también deja en claro la posibilidad de que ese surco haga posible el que alguien más pueda cosechar algo para su lectura (como decía, trato de desarrollar esta idea en el comentario que está junto al título).
    Estoy de acuerdo en que “las plataformas digitales han educado a comunidades de usuarios a prácticas de lectura y escritura que los exponen de alguna manera particular desde la pantalla como no sucede con un lector de un libro impreso en papel.” De ahí que en principio en EdPa pensáramos que el simple interés por leer y comentar un mismo texto podría constituir algún tipo de comunidad. Pero no fue del todo así, hemos tenido que convocar a amigos (con los que podemos intercambiar trabajo a manera de remuneración) a leer/comentar y aprovechar invitaciones como la de LLEOM, que suponen una comunidad previamente interesada, para empezar a leer juntos. En este sentido es interesante el parcial fracaso que supuso la primer invitación impersonal que hicimos en redes sociales para comentar los textos.
    Ediciones patito, desde mi punto de vista, busca explorar cómo la supuesta individualidad lectora está anclada en una dimensión social que un ejercicio de lectura compartida puede hacer parcialmente explícita. Aunque tienes razón en que la lectura individual despierta todo tipo de emociones, dudas y no todas necesariamente se comparten. Creo que puede ser un hallazgo interesante, sin embargo, el ver alguna de esas inquietudes que no nos atrevemos a formular de manera explícita expuesta por alguien más.
    El proceso de re-escritura, como lo señalas, parece comenzar en la lectura y en la interpretación misma de un libro. El ejercicio de pensar/comentar un libro en presencia de otros lectores quizá sirve para visibilizar las posibilidades futuras que se ofrecen para su re-escritura. Es importante tener en cuenta las posibles auto censuras que se generan cuando se lee en presencia de otros. Pero igualmente no deja de llamar mi atención las posibilidades que pueda tener el intercambio de ideas al margen de un texto para generar formas de complicidad. El resto de tus señalamientos trataré de seguirlos abordando en el sistema de comentarios de la plataforma.

    De nuevo muchas gracias por tus señalamientos, y muchas gracias a todos los que han pasado a comentar con nosotros en los márgenes.

    Nos produce mucha alegría que quieran seguir charlando con nosotros.

    Juan Pablo Anaya, Ediciones patito.

  1. […] continuar el diálogo al que nos invitó Ediciones Patito, a través de la charla que tuvimos con Juan Pablo Anaya el pasado 20 de agosto, publicamos las notas al margen que escribió Susana González Aktories, integrante de lleom, sobre […]

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